Desde el primero de diciembre hasta marzo se inicia la temporada de Queñua Raymi en el Cusco, una celebración que quiere restaurar los bosques y la belleza de los andes en la cuenca del Vilcanota.
“Plantar 220 mil árboles, eso no se hace en un día …” dice Constantino Aucca de la Asociación de Ecosistemas Andinos, Ecoan. Sin duda es un trabajo titánico. Ni siquiera un dios tutelar podría hacerlo o …¿sí? A todas las comunidades del Proyecto del Vilcanota, que Ecoan lidera, les ha tomado 19 años sembrar 1 millón y medio de árboles de queuña. Setecientas cincuenta hectáreas de bosques de polylepis restauradas por 21 comunidades. Al menos 600 personas acuden puntuales a esta cita. Es una fiesta. Es el poder del ayni, la minka, antiguas instituciones del prehispánico para generar el bien común, restituidas ahora para la protección de las cabeceras de cuenca en las montañas del Valle Sagrado. Es tiempo del Queuña Raymi.
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Desde Pisac hasta el Abra Málaga se intentan restaurar los andes con bosques de polylepis, para aplacar los embates del cambio climático y crearle una “chalina verde” a los glaciares y así de esta manera se ralentice su retroceso. A estas grandes faenas comunitarias se les conoce como el Queuña Raymi y si se le pregunta a cualquier comunero ¿porqué lo hace? Siempre responderá : “Por el agua”
Todo bosque de polylepis está asociado a los humedales altoandinos “Son los almacenadores de agua a lo largo de los andes, señala Constantino, los bosques de queuñas se cubren de musgo, y estos actúan como esponja o reservorios”. Los árboles nativos generan agua: “Este tipo de árboles son bombas que absorben hasta 6 litros de agua al día” alerta Aucca y esos los comuneros lo saben. De ninguna manera piensan que plantando estos árboles sus bosques tendrán algún beneficio maderable.
El Queñua Raymi arranca este primero de diciembre, pero el día central es el 6 de diciembre en el sector de Patacancha, Huilloc , Ollantaytambo y allí las comunidades de Rumira Sondormayo y Patacancha intentarán plantar más de 50 mil árboles en un solo día. No lo harán solos. El Valle Sagrado es patrimonio de los peruanos y su protección en todas las formas convoca.
Hasta estas alturas concurren agencias de turismo como Amazonas Explorer y que aporta trabajadores buses y logística, llegan también los residentes del valle que saben que de noviembre a marzo- época de lluvias- se dan estas faenas comunitarias de reforestación y que siempre hacen falta manos, así como empleados de las direcciones de turismo, estudiantes de las universidades.
Se necesitan 700 personas para restaurarle la vida a estas montañas y desde las 8 de la mañana sonarán los pututus en Patacancha para anunciar el inicio de la ceremonia previa y los trabajos en las montañas, uno de los últimos eventos comunitarios de este año en el Cusco, para intentar remediar en algo lo que tomamos del planeta. “Lo que hemos hecho hasta ahora para nuestras montañas no es nada”. La ambición de Ecoan es que finalmente se llegue a proteger y restaurar un 1 millón de hectáreas y eso aún sería poco.
Hace un par de año Acción Andina, donde Constantino Aucca es coordinador, viene convocando gente con iniciativas parecidas en Colombia, Perú, Bolivia, Chile , Ecuador y Argentina y expandiendo este tipo de estrategias que inciden en la restauración de bosques nativos en otros países.
Es verdad 220 mil árboles no se pueden plantar en un dia pero 50 mil, sí : “Solo trabajando en conjunto y convencidos de que se puede hacer, no solo eso, muchas cosas” dice Auca convencido de que este próximo 6 de diciembre, cuando acabe el día, el Queuña Raymi llegará a esa meta.
En rumbo:
Si estás en Cusco. Es necesario llegar hasta Ollantaytambo y desde allí tomar transporte local hasta Huilloc, desde allí Patacancha solo hay que unirse a la procesión de comuneros que emprenden el camino hacia la faena y acoplarse.
Toda la info: http://queunaraymi.com/
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